viernes, 17 de enero de 2014

Guillermina y Valentina Catalano, privadas de su libertad por su madre y sus tíos

Guillermina y Valentina Catalano son  mis sobrinas, hijas de Celina Malaisi y Pablo Catalano. Ambas son mendocinas. Pablo y Celina se casaron en el año 2001, en Mendoza, de donde es Pablo y donde había fijado residencia Celina desde hacía varios años antes. Ellos se separaron hace casi tres años y firmaron la sentencia de divorcio en 2013. Hace un mes, cuando Guillermina participaba de un campeonato de hockey sobre patines  en San Juan, donde nació su mamá, ella y su hermana fueron sometidas a una especie de virtual secuestro por parte de su madre y sus tíos, Pablo, Marcelo y Lucas Malaisi.
El fin de semana del 21 de diciembre, Guillermina y Valentina debían estar con su papá, tal como se había establecido en el acuerdo judicial firmado por Celina y Pablo, donde se fijó que las nenas debían estar un fin de semana con cada uno de sus padres. Ya había ocurrido en un par de oportunidades que su mamá no respetara ese acuerdo firmado ante la ley, lo que motivó que su ex marido la denunciara en las instancias pertinentes. También había sucedido previamente que la mamá solicitara la tenencia de las nenas, cosa que su padre le negó porque considera que se trata de una responsabilidad compartida, siempre que ambos sean responsables y respeten los acuerdos establecidos por y ante la ley, el derecho.
El fin de semana mencionado, el del 21 de diciembre de 2013, al término del campeonato de hóckey sobre patines Pablo debía volver con sus hijas a Mendoza, hecho que no se concretó porque, en medio de la jornada deportiva, aparecieron sus tíos Marcelo Malaisi, abogado, integrante de un estudio jurídico ubicado en la Avenida España Norte, de San Juan, y Lucas Malaisi, psicólogo, conocido en el ambiente cuyano por predicar la educación emocional y hacer gala de los cuidados que deben proporcionarse a los menores, especialmente desde los afectos. Los tíos, junto a la madre, decidieron sacar a Valentina del campeonato -impidiendo su participación hasta el final y recibir la medalla que había ganado por ello junto a su equipo- y se la llevaron a la casa de su abuelo paterno.
Celina Malaisi había amenazado en varias oportunidades que se volvería a San Juan, hecho que no se correspondía con el deseo de sus hijas, que siempre manifestaron su deseo de estar en Mendoza. Guillermina y Valentina no solo nacieron en Mendoza sino que van a la escuela, practican deportes y tienen a toda la familia de parte de su padre en esa provincia, es decir, allí vive su familia paterna y están sus vínculos afectivos, amigos, compañeros de escuela y del club.
La amenaza se convirtió en realidad cuando, previo al fin de semana mencionado, y atento a que Guillermina participaría de un campeonato de hockey en San Juan, la madre viajó a esa provincia junto a su hija menor, Valentina. El sábado 21 de diciembre Celina, Marcelo y Lucas Malaisi la arrancaron del campeonato para llevársela a la casa de su abuelo paterno y no volver más a Mendoza. Celina había desmantelado el departamento en el que vivía con sus hijas, en Godoy Cruz, argumentando que había sido desalojada a través de la presentación de un documento de dudosa legalidad. Máxime cuando el 70% del alquiler era pagado por Pablo Catalano.
Desde entonces, Pablo Catalano no sólo no ha podido traer a sus hijas a Mendoza con él, ni durante ningún día de semana y mucho menos durante los fines de semana. No pudo compartir con su familia de Mendoza la Navidad, que ya estaba previamente acordada, sino tampoco el Año Nuevo porque, el 30 de diciembre, cuando volvió a San Juan a buscarlas, la madre, bajo el supuesto aval de la abogada que la representa, Ana María Morales, y la palabra de sus hermanos, abogado uno y psicólogo el otro, no deja que su padre las retire bajo la garantía de restituirlas a la casa de su abuelo en un día previamente pactado.
Esta situación motivó una serie de denuncias en distintos ámbitos de parte de Pablo Catalano hacia Celina Malaisi, sus hermanos y su abogada. La Justicia de Mendoza, en tanto, no toma ninguna resolución al respecto. Como están de feria, los asuntos de familia no tienen prioridad, como tampoco lo tiene para la Justicia que estas nenas, mis sobrinas, estén siendo privadas de su libertad desde el momento en que no puede ver, visitar, estar, compartir con su padre, como corresponde. En el lugar que el padre desee y sin la vigilancia de Celina Malaisi o alguno de sus hermanos, Pablo, Marcelo o Lucas Malaisi.
Guillermina y Valentina Catalano están virtualmente secuestradas de su papá. ¿Ningún juez en Mendoza puede tomar el asunto en sus manos y velar por la salud de estas chicas que han sido arrancadas de su ámbito por un capricho maternal?